6 trucos para echar a un inquilino que no paga
Cuando de arrendar viviendas se trata, una de las preocupaciones más frecuentes para los dueños de estos inmuebles es toparse con un inquilino que no paga. Una situación que, además de suponer un problema financiero, también puede plantear un dilema ético y moral. Especialmente cuando se busca por todos los medios echar a un inquilino moroso.
No obstante, y aunque la desesperación se haga presente en este tipo de casos, antes de aplicar trucos para echar a un inquilino moroso, primero es recomendable plantearse estrategias legales. Pues, a fin de cuentas, resultará mucho más beneficioso. ¿Quieres saber cuáles son?
¿Cuándo puedes echar a un inquilino moroso?
Desalojar a un arrendatario moroso puede ser un problema. Pues a pesar de que la ley protege a los propietarios en caso de impago de mensualidad, la nueva ley de arrendamientos urbanos ampara los derechos de los inquilinos que se encuentren en situación de vulnerabilidad. Por tanto, el proceso de desahucio, aunque continuará, puede verse retrasado hasta 1 año.
En ese sentido, la posibilidad de echar a un inquilino moroso se activa por la falta de pago incluso de un mes por parte del inquilino. Es decir que desde el primer mes de deuda ya puedes resolver el contrato y notificar el desalojo de la casa. Ahora bien, ¿Cómo se puede echar a un inquilino moroso?
¿Se puede echar a un inquilino moroso si tiene hijos?
La respuesta corta es sí, pero ten en cuenta que durante el proceso de desahucio puede haber situaciones que dilaten el mismo. En especial, si el inquilino se encuentra en estado de vulnerabilidad económica, pues, a fin de cuentas, la seguridad a la vivienda del niño está garantizada como un derecho fundamental. Aunque esto no implica que el proceso se paralice.
Trucos legales para echar a un inquilino que no paga
Teniendo en cuenta que desde el primer mes de impago se puede echar al inquilino que no paga, estos son los mejores trucos que puedes aplicar para lograrlo:
En primer lugar, busca la salida amistosa, suele ser la más rápida y menos costosa de todas, especialmente si estás dialogando con una persona comprensiva. Puedes ayudarle a buscar alternativas de arrendamiento más económicas.
Si la persona se muestra renuente a dejar el inmueble voluntariamente, es momento de poner en marcha la maquinaria legal. Primero verifica la deuda, cuáles son los montos adeudados, e incluye mensualidades atrasadas, gastos por mantenimiento y cualquier otra obligación que se haya acordado. Además, revisa facturas y todos los términos del contrato para que te asegures de tener bases sólidas para un eventual juicio.
Posteriormente, envíale un burofax, ya que esto además de tener validez legal, sirve como evidencia para demostrar tu intención de recuperar el inmueble. Eso sí, en el burofax debes darle un plazo de 1 o 2 semanas para abandonar el inmueble o abonar el pago de la deuda.
Igualmente, es recomendable agregar una cláusula antiokupacion al contrato. En ella puedes establecer cuáles son las prácticas ilegales que ameritan expulsión inmediata del inmueble y detención. Una de ellas puede ser cuando el inquilino paga la primera mensualidad y la fianza y luego deja de pagar con la intención de cometer fraude y ocupar la casa. De esta forma lograrás disuadir al inquilino moroso.
Si después de haber hecho todo esto, se niega a pagar, es momento de intentar una demanda judicial de desalojo para echar al inquilino moroso. En este caso, es importante estar acompañado de un abogado especialista y un procurador si quieres acelerar el proceso.
En paralelo, puedes contratar los servicios de profesionales de la desocupación para que conversen con el inquilino moroso y logren llegar a un acuerdo que sea conveniente para ambos. La mayoría de las veces estos suelen ser bastante efectivos.
6 trucos para echar a un inquilino moroso que no debes intentar
En estos casos en los que la desesperación y la frustración de tener un inmueble ocupado te impulsan a tomar medidas que pueden parecer rápidas y convenientes no siempre lo son, de hecho pueden traerte consecuencias legales graves.
A propósito de eso, estos son algunos trucos para echar a un inquilino que no deberías intentar.
- Cambiar la cerradura: Aunque pueda parecer lógico reivindicar el derecho de propiedad sobre un inmueble alquilado cambiando la cerradura de la puerta, el artículo 172 del código penal español establece que hacer esto a un inquilino moroso se entiende como acto de coacción y como tal un delito. Este tiene una pena de seis meses a tres años de prisión, también multas.
- Cortar suministros o no mantenerlos: Si los servicios básicos del inmueble están a nombre del propietario y este decide cortarlos o no pagarlos, estaría haciendo la casa inhabitable, por lo que pierde la función principal del arrendamiento y como tal, también incurre en el delito de coacción.
Una recomendación interesante en estos casos es poner los servicios básicos a nombre del inquilino, de forma que si no paga el alquiler, que al menos sea él quién pague las facturas.
- Hacerle la vida imposible al inquilino: Evita por todos los medios convertirte en una persona molesta que mediante trucos o artimañas propicie malestar al inquilino durante el tiempo que ocupe la vivienda. Podrías ser denunciado por alteración al orden público y perturbación a la tranquilidad.
- No darle mantenimiento a la casa: Según el artículo 21.1 de la ley de arrendamientos urbanos, el arrendador está en la obligación de hacer las reparaciones necesarias que garanticen la habitabilidad de la vivienda alquilada bajo pena de multas o pagos de indemnización..
- Amenazar al inquilino: Si se recurre a cualquier tipo de amenaza para echar a un inquilino que no paga, especialmente si recurre a violencia de cualquier tipo contra el moroso o sus familiares, el arrendador puede tener graves consecuencias legales.
- Contratar a un tercero para ocupar la casa: Si el arrendador contrata a un tercero para que este ingrese a la vivienda alquilada para ocuparla y mediante una denuncia del inquilino moroso se llega a demostrar una relación directa entre el ocupante y el arrendador. Además de retrasar el procedimiento de desahucio, también puede llevarle a percibir multas.